Respiro hondo
Reflexión
Respiro hondo. Dejo el aire fluir por este envase desvencijado. Lo amo. Aunque la mayor parte del tiempo lo odie. Soy él; es yo. Pero mi cuerpo casi puede sentir el oxígeno llegar a su sangre.
Respiro hondo. Dejo el aire fluir por este envase desvencijado. Lo amo. Aunque la mayor parte del tiempo lo odie. Soy él; es yo. Pero mi cuerpo casi puede sentir el oxígeno llegar a su sangre.
Camino en silencio. Nuevamente es de noche. Ahora sí, ahora todo
es como debe ser. Nada me asusta de noche, me siento invencible. Estoy en casa.
Camino en silencio. Un silencio total, propio de un
espectro. Mis zapatos contra la acera, los roces de mi ropa, mi aliento
taurino… todo sin emitir sonido. Para quien no me ve, no existo. Eso exceptúa a
los animales que, por supuesto, saben cuándo hay un intruso, alguien que no
debe estar allí. En la noche soy de otro mundo.
Camino en silencio. Siento que el piloto me agranda, que
amplifica mi cualidad fantasmal. Me hace sentir seguro. Igual que la campera.
Igual que la camisa. Pensándolo bien, me siento seguro por mismo.
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