Desagravio a Mariana Diarco
En el verano del 2015, Mariana Diarco fue noticia porque la había fajado su novio, el Dipy. No era la primera vez que Mariana y el Dipy protagonizaban hechos de violencia de género. Fueron y vinieron hasta que se separaron definitivamente (o al menos hasta el momento de escribir esto).
La de Mariana y el Dipy puede ser la historia de miles de parejas. Hay muchas sutilezas, muchas formas de dominación que configuran eso que Foucault llama “microfísica del poder”. Son aquellas relaciones que se dan en ámbitos pequeños, íntimos, como una casa o, más aún, un dormitorio. ¿Quién tiene el poder? El poder no se tiene, dice Foucault, el poder se ejerce. Y ese ejercicio, la mayoría de las veces no llega a un plano físico. No te pega pero vive comiéndote la cabeza hasta que hacés lo que quiere. Por conveniencia, por sugestión, por miedo. No importa si afuera sos Cynthia Rothrock o la Tigresa Acuña. Ahí, solos, entre cuatro paredes, sos la mariposita más frágil del universo. Y si no, bancatelá.
"No quiero seguir viviendo así. Ninguna mujer se merece seguir viviendo así. El maltrato psicológico lo vengo viviendo hace bastante tiempo" dijo Mariana en la tele, a la salida del nosocomio donde la atendieron. ¿Cómo salir de esa espiral donde muchas veces la propia víctima se engaña o trata de justificar al agresor? "En realidad me quería traer al hospital. Me pidió disculpas. Tengo que ver cómo soluciono el tema de mi casa. Es difícil vivir con una persona que te psicopatea todo el tiempo" había declarado antes.
¿Por qué le pegó el Dipy a Mariana? Celos.
Las crónicas hablan de: “un supuesto acercamiento con el futbolista de Racing, Iván Pillud” y de unas imágenes en las que ella “aparece muy cerca del hermano de Magalí Mora”. El coro de siempre dice: “Y, ¿qué querés? Si sale siempre en bolas, ¿cómo no se va a poner celoso?”.
Pero hay más. Están las que se horrorizan por lo que hizo el Dipy pero se horrorizan tanto o más por lo que hace Mariana: posar desnuda en revistas, haber desfilado en tanga en el Obelisco para ir al Bailando por un Sueño, prestar su culo maravilloso para regodeo de la hinchada en la cancha del San Lorenzo de sus amores.
El coro de siempre y las señoras de la confitería París coinciden en que eso es impropio de una mujer que-se-precie. Es más, coinciden en que eso es una degradación del género. Que las mujeres deberían avergonzarse de que alguien como Mariana Diarco sea una de ellas.
Las señoras paquetas son así y ya están perdidas. Pero hay un costado más jodido, el de la policía de la conducta de un sector del feminismo. Porque ellas tienen el slogan “mi cuerpo, mi decisión” pero parece que ese margen de decisión es acotado. “Mi cuerpo, mi decisión si quiero abortar” es válido pero “Mi cuerpo, mi decisión si lo quiero mostrar en el Obelisco para salir por la tele” no. ¿Y vale decir “Mi cuerpo, mi decisión si lo quiero tapar con un burka por mis creencias religiosas”? ¿Y qué tal “Mi cuerpo, mi decisión si lo quiero usar para que me paguen por sexo”?
Riesgo de coincidencia con las señoras de la confitería París.
Fotos: Instagram @marianadiarcook |
La violencia de género es una de las violencias que ejerce un grupo sobre otro y en ese sentido, no debe perderse de vista que esto seguirá siendo así mientras haya opresores y oprimidos. Está mal la explotación del hombre (o la mujer) por el hombre (o la mujer). No está mal la puta, está mal el fiolo. No (solamente) está mal que le pegue el Dipy a Mariana, está mal que cualquiera le pegue a cualquiera como expresión de una relación de poder micro o macro.
Por supuesto que la mujer está y estuvo en condiciones de mayor vulnerabilidad que el hombre, cuanto menos por una cuestión de fuerza física, cuanto más por una historia de opresión.
¿Sexo débil? No olvidemos que en las peores épocas, fueron ellas las que sostuvieron el hogar. Muchas lo siguen haciendo porque el “macho proveedor” perdió el tren del trabajo. Pero también porque mostraron más capacidad de organización y resiliencia (vale recordar el programa Ellas Hacen). Es más, no sé quién habrá aportado más a la economía familiar en su momento, si Mariana o el Dipy. ¿Cuánta violencia genera el miedo a perder ese lugar de macho? “Al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo” escribió Galeano.
Mujer fuerte, cosa peligrosa, más vale tenerla a raya.
Por supuesto que la mujer está y estuvo en condiciones de mayor vulnerabilidad que el hombre, cuanto menos por una cuestión de fuerza física, cuanto más por una historia de opresión.
¿Sexo débil? No olvidemos que en las peores épocas, fueron ellas las que sostuvieron el hogar. Muchas lo siguen haciendo porque el “macho proveedor” perdió el tren del trabajo. Pero también porque mostraron más capacidad de organización y resiliencia (vale recordar el programa Ellas Hacen). Es más, no sé quién habrá aportado más a la economía familiar en su momento, si Mariana o el Dipy. ¿Cuánta violencia genera el miedo a perder ese lugar de macho? “Al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo” escribió Galeano.
Mujer fuerte, cosa peligrosa, más vale tenerla a raya.
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