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Mostrando las entradas de octubre, 2019

Los días de las bestias

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Crónica Un día de caluroso, alrededor de las 11 de la mañana, sonó el timbre de mi departamento. Yo vivía cerca de Corrientes y Juan B. Justo, en el barrio de Villa Crespo. Cuando pregunté por el portero eléctrico, una voz desesperada, casi ahogada en llanto me interpelaba: “yo vivo acá, en la calle, me quemaron todo, ¿tiene algo de ropa para dar? ¿Una remera? ¿zapatillas?”. Atorado, le dije que sí, que me dejara buscar. En esos segundos, mientras revolvía el ropero, las ideas se me agolpaban una tras otra como olas de un mar embravecido. El relato cerraba. En la otra cuadra había un terreno baldío, en un incierto estado entre el abandono y la obra en construcción donde yo sabía –todos sabíamos- que paraban indigentes. Cartoneros. Linyeras. Gente invisible. Gente de esa que hace que uno -ciudadano de bien, habitante de una vivienda con inodoro, abrigado en invierno, comedor todo el año de cuatro comidas-, al verlos ahí tirados, a veces con un vino en cartón, se cruce de vereda. Baj

El Brujo

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de Matías Bragagnolo Reseña La segunda novela de Matías Bragagnolo (luego de la impactante Petite Morte) trata de lo que pasa en el interior de una cárcel de máxima seguridad emplazada en un inhóspito punto de la cordillera de Los Andes, en una Argentina distópica de un futuro no muy lejano. Buena parte de la obra está escrita a modo de informe: la historia del penal, de sus personajes y de cómo ingresó la cocaína. Recién cuando todo esto está expuesto y tras una situación de crisis, aparece el brujo del título. Y hace sus brujerías. El contexto de encierro contribuye a crear un clima de olla a presión que el siniestro director deberá manejar para que no estalle, mayormente recurriendo a actividades y métodos non sanctos. Todo en el libro de Bragagnolo está hiperbolizado: todos los políticos son extremadamente corruptos; todos los personajes son depravados y sus depravaciones, extremas; todas las descripciones son detalladas en el terreno del gore. Por supuesto, no falta la s