Los elefantes pueden recordar


de Agatha Christie
Reseña


Ariadne Oliver, exitosa escritora de novelas policiales y de misterio, es abordada por la señora Burton-Cox, quien le consulta como al pasar sobre las muertes del general Ravenscroft y su esposa, ocurridas tiempo atrás en misteriosas circunstancias. Pero una ahijada de la Oliver está involucrada y eso la mueve a ponerse en contacto con su amigo, el detective Hércules Poirot. Sí, esta es otra novela donde el excéntrico belga creado por Ágatha Christie tiene intervención.
Cuando en la escena literaria estaba en auge el policial negro, el de detectives rudos que recorrían los bajos fondos de ciudades decadentes y regaban las escenas con whisky, Agatha Christie se ceñía al policial clásico, donde el detective tenía poca y nula intervención física y su arma principal era el intelecto. 
En Los Elefantes Pueden Recordar, la autora exagera aún más estos rasgos de género, al establecer el misterio más de una década antes que el presente narrativo del libro. 
Un humor sutil y un trato flemático entre los personajes que puede parecer casi paródico, da cuenta del acentuado carácter inglés tanto de la autora como de su obra. Se trata de una de sus últimas novelas (Christie moriría cuatro años después de su publicación) y deja traslucir un mundo del que los personajes parece ya alejados. Poirot y Oliver hablan de brandys y pelucas mientras allá afuera estalla el pop y los jóvenes son completamente distantes de la generación de sus padres.
Los Elefantes Pueden Recordar no deja de ser una lectura amena y representativa de un subgénero que se construye mediante una fórmula pero que conserva efectividad.

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